miércoles, 28 de septiembre de 2011

Incómodo "entre comillas"

Usted es del grupo de los INCÓMODOS, NO MANEJABLE (nm)
Anécdota interesante.
(Artículo publicado en 04-04-1995 Correo del Caroní)

El incómodo para algunos, es una piedrita en el zapato, un Individuo que molesta porque no puede ser utilizado fácilmente, es decir, que es un "NM", lo que significa un "no manejable", por lo tanto cae mal o causa disgusto que se manifiesta en torcidas de boca, ojos, frente, nariz y todo lo que se pueda torcer para demostrar incomodidad por la presencia del incómodo.
La incomodidad del "incómodo NM" (y perdonen tantas incomodidades), es producto de la conducta o comportamiento de éste.

El incómodo es un eterno solucionador do problemas. Es el que tiene mente abierta y disposición de ánimo en los quehaceres diarios; pocas veces se disgusta y atiende bien a los que acuden a él en demanda de ayuda.

El incómodo tiene respuestas rápidas para resolver asuntos. No se ocupa del chisme, no cree todo lo que le dicen, y saca sus propias conclusiones. Es generalmente franco, espontáneo, no tiene miedo al fracaso, no culpa a otros de sus errores y trata a todos por igual.

El incómodo resuelve asuntos a como dé lugar, sin que le quede nada por dentro, sin egoísmo y sin envidia. Así nada más. Pone amor en lo que hace imaginando lo feliz que se siente aquél a quien le resuelve el asunto. Trata como le agradaría que lo trataran, poniéndose en el lugar de los demás. Son personas agradables.

El incómodo es futurista y progresista, por eso tratan de ignorarlo. Le montan trampas, de las que se salva, a Dios gracias. Se le cuestiona, sé le acosa y se le acusa, y por supuesto, sus detractores no perdonan un error y lo magnifiestan de tal modo, que si por ellos fuera, desearían verlo en prisión.

Precisamente un amigo narraba una anécdota de un incómodo gerente, que como es bastante ocurrente vale la pena recontarla:
A la Prefectura de Upata llegó un anciano (a) de aproximadamente 85 años a contraer matrimonio con una joven no mayor de 25 años. Luego de unos meses de casado, regresa nuevamente a la Prefectura. Al no encontrar al Prefecto (p) se dirige a la secretaría (s) y se presenta el siguiente diálogo:

(a) ¡Vengo para que me descase. La muchacha me salió mala!
(s) ¡No se puede, aquí no descasamos. Vaya al tribunal!
(a) ¡Pues no. Cuando me casé por el Tribunal, allí me descasaron. Y si me casé por aquí, por aquí me tienen que descasar!
(s) ¡Por aquí no descasamos señor!
(a) ¡Descáseme!
Y siguieron discutiendo hasta que llegó el Prefecto. El anciano lo encara
(a) ¡Prefecto, vine para que me descasaran y esta señorita se niega a descasarme!
(p) ¡No se preocupe señor. Váyase tranquilo. Está usted descasado!
(a) ¿Seguro?
(p) Sí. Seguro. ¡Váyase!

La secretaria y todos los presentes abren los ojos. La Secretaria intenta hablar, pero el Prefecto le hace señas de que guarde silencio. El anciano sale contento. La Secretaria protesta y todos los demás ríen alegres y satisfechos.
(s) ¡Esto es absurdo! ¡Es ilegal, no puede ser! ¿Cómo se le ocurre semejante barbaridad?
El Prefecto dio media vuelta. Preguntó a la Secretaria:
(p) ¿Usted cree que se vuelva a casar?

Para el anciano fue una decisión rápida, espontánea y la que él esperaba. El riesgo para el Prefecto vendrá si al anciano se le ocurre casarse nuevamente. Pero como declara el Maestro Simón Rodríguez "o inventamos o erramos".

En realidad, el incómodo "entre comillas" no es incómodo, sino que resulta incómodo para aquéllos a quienes les molesta, o no les resulta agradable que otros brillen con luz propia, que demuestre eficiencia y eficacia en sus acciones, y que a pesar de esas actitudes en contra se sobrepone a las adversidades manteniendo su estilo armonioso, siempre inventando para no errar.

Hoy, que nuevamente publico en este blog, este artículo, después de tantos años ¿Que piensa usted, amigo lector, se volvió a casar?

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