domingo, 25 de septiembre de 2011

LA CONTAMINACIÓN ORAL

Este artículo lo escribí hace mucho tiempo (14-05-1995, Correo del Caroní,) y como otros, se mantiene vigente.

Sí existe la contaminación oral. Teniendo el transmisor, ella se propaga de todas las formas, direcciones y rincones posibles. No considera situación económica, social, cultural, política, zona, ni lugar alguno. Está siempre presente y latente, dispuesta a atacar al que sea, con tal de dar rienda suelta a sus deseos e intereses. En algunas personas el contagio es leve. Lo más curioso es que las personas que están contagiadas gravemente no mueren sino que matan sin mover un solo artefacto, herramienta o proyectil alguno; solamente mueven un músculo carnoso que aunado a pensamientos mortales destruye, acaba, sabotea, pisotea, amarga, manipula, burla; disparando palabras inicuas, per¬turbando la tranquilidad y moralidad de sus congéneres.

Sí, la contaminación oral no tiene límites, se siembra en el cerebro del enfermo, y su delirio es atacar, atacar y atacar a su amigo o enemigo (gratuito) por envidia. La envidia es factor permanente y determinante del contagiado, difícil de erradicar, porque le obstruye el buen juicio.

La contaminación oral, causada por el cerebro enfermizo, manipula ese pequeño miembro (lengua), porque no necesi¬ta ver, para la inmensa capacidad de imaginación letal que posee.
Ejemplo de esta enfermedad la podemos ver en las telenovelas. La mayoría de las veces al que llamamos "el malo", enreda todo, hasta que se descubre la verdad. Casi siempre al final, cuando la enfermedad se ha propagado. Por cierto que a los contaminados se les compara con las culebras, por la lengua viperina y, por supuesto, porque siempre tienen veneno, están enrolladas, a la defensiva y escondidas bajo la basura.
Los contaminados graves, en su mayoría, son ociosos o desocupados. No tienen el más mínimo respeto hacia la familia ni hacia las leyes y el amor universal, por lo tanto manipulan, inventan, obstaculizan y entrampan en la conse¬cución de su objetivo.

Los efectos perniciosos de la contaminación oral, causan en los débiles, los que creen todo lo que le dicen y los inseguros: ruptura de amistades y matrimonios, logran provocar odios, predisposiciones, rencores y otros bajos sentimientos.

¡Y cuidado!, todos somos agentes transmisores de la enfermedad. Y si repetimos lo que nos han dicho con doble intención, sin querer regamos la contaminación y a veces el contagio es en masa.
Podemos detectar al enfermo, por los siguientes sínto¬mas: No logran controlar la lengua, no ven nada bien, todo tiene defectos, todo les molesta, no miran a los ojos, se la pasan en nuestras casas y hablan de nosotros; toda su conversación es contra los demás; critican el vestido, la cara, el cabello, el calzado, la vivienda, hasta las plantas. Por si fuera poco atentan contra la naturaleza, porque ninguno tenemos la culpa de nuestros genes. Por lógica critican lo que no pueden hacer, bien sea por su situación económica, social o cultural, tienen tendencia agresiva, sus ojos se dilatan durante el proceso del expulsión del cuento, y si nos fijamos bien, percibimos una sensación morbosa cuando están inventando.
¿El antídoto? Son muchos: aplique el que convenga: no lo escuche, cuando esté hablando mal de otro hágaselo saber, déjelo solo, sáquele sus defectos, háblele lo contrario de lo que le dice, niéguelo, háblele de la justicia divina, de "el que a hierro mata a hierro muere", "con la misma vara que midas serás medido."

Pero recordemos que son enfermos; que debemos enten¬der, ser tolerantes, y buscar la justificación de la enferme¬dad, para ayudarlos. Generalmente son resentidos de las circunstancias que rodean o rodearon su vida.

El Apóstol Santiago en su Carta decía: "...la lengua es un miembro pequeño, y sin embargo hace grandes alardes. ¡Miren! ¡Con cuán pequeño fuego se incendia tan grande bosque! Pues bien, la lengua es un fuego. La lengua constituye un mundo de injusticia entre nuestros miembros, porque mancha el cuerpo y enciende en llamas la rueda de la vida natural...", "...la lengua, nadie de la humanidad puede domarla. Cosa ingobernable y perjudicial, está lleno de veneno mortífero". De ella salen bendiciones y maldiciones."

Estemos pendientes de buscar la verdad en nuestras vidas. Sobre todo busquemos y descubramos la verdad en estos tiempos, donde las mentiras están de frente en el juego de la política. En donde se manipula todo, sobre todo jóvenes llenos de fuerza y violencia para los propósitos electoreros.

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